4/3/09

Entrevista con Ramón Masats

Las preguntas de la presente entrevista, publicada por la revista Minerva, fueron realizadas por alumnos de 1º de Bachillerato del Colegio Begoña y por alumnos de 4º de ESO del Instituto de Valdebernardo, ambos de Madrid.
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"Creo que hay que ser aficionado a la fotografía para ser fotógrafo profesional: si lo haces por dinero, la cosa no marcha bien"
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(c) Ramón Masats
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¿Qué le impulsó a ser fotógrafo?, ¿cómo empezó y cuándo supo que la fotografía era su vocación?
Debió de ser en 1951, cuanto tenía unos veinte años. Estaba haciendo la mili y cayó en mis manos una revista de fotografía. Yo tenía cierta querencia a la idea de hacer algo creativo; había intentado dibujar pero lo hacía muy mal, y viendo aquella revista de arte fotográfico me dije: «coño, la fotografía podría estar bien». Así que me compré una cámara y empecé a hacer fotos como las que hacemos todos, de amateur, y me fue gustando y le fui cogiendo afición… Lo primero que hice en serio fue irme a Pamplona a hacer una especie de reportaje sobre los Sanfermines, para ver qué tal se me daba, y se me dio bien. Lo vieron mis amigos y les gustó. Y como se me daba bien y además tenía diferencias con mi padre –de aquella trabajaba en el mercado de Terrassa, cerca de Barcelona–, pues decidí venirme a Madrid a ser profesional.
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¿Cómo se inspira para hacer fotografías y qué es lo que le gusta expresar con sus fotos?
No sé qué es lo que me decide a hacer una foto. Normalmente no voy con una idea preconcebida… Hombre, si tengo que hacer un libro sobre una ciudad, sí sé lo que hay que fotografiar, pero incluso en estos casos soy muy intuitivo, de repente veo una foto, la hago y ya está. Vas paseando por la calle y ves una cosa que te llama la atención, así de sencilla es mi fotografía. Por eso el título de mis fotos es siempre el sitio donde se han tomado y el año, no tengo nada más que explicar. Verbalmente no soy nada poético.
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(c) Ramón Masats
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¿No se enfadan las personas a las que retrata por la calle?...
No, no he tenido ningún problema. Bueno, una vez, tuve un pequeño problema con un señor que se enfadó, pero fue hace muchos años, haciendo un documental sobre las Ramblas, con unos socios del Barça. Se solucionó enseguida. Últimamente, como decía antes, la gente es más reacia y con razón, porque las personas tienen derechos sobre su propia imagen, que es algo que la gente no sabía o no pensaba en los años en los que yo hacía más fotografía. En cierto modo, nos aprovechábamos un poquito de ellos. Desde luego, vale más el derecho a la imagen de una persona que el que yo haga una foto. A lo mejor es que empiezo ahora a tener más respeto por la gente…
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¿Por qué en sus fotos más recientes apenas sale gente, mientras que en las anteriores hay personas por todos lados?
Sí, eso está bien visto. Pero no lo sé, yo creo que me he cansado de retratar gente. Además, la gente se ha vuelto más agresiva: te preguntan que para qué es, que por qué haces esa foto… Así que he elegido fotografiar otras cosas, es un trabajo más tranquilo. Eso sí, lo que fotografío es siempre obra del hombre; puede que no retrate a las personas en sí, pero siguen presentes a través de la obra que, consciente o inconscientemente, hace el hombre y que es casi arte. Así es como yo lo veo y lo fotografío. En definitiva, en mis fotografías no hay cosas que no tengan que ver con el ser humano.
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(c) Ramón Masats
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¿Qué otras aficiones tiene además de la fotografía?
Tiene gracia la pregunta porque, en efecto, yo creo que hay que ser aficionado a la fotografía para ser fotógrafo profesional: si lo haces solamente por ganar dinero, la cosa no marcha bien. Yo siempre he hecho fotos por afición; aunque ahora ya no me guste tanto tomar fotografías, sí me gusta haberlas hecho. Por lo demás, tuve una gran afición al atletismo. Cuando tenía dieciséis o diecisiete años lo sabía todo del atletismo, las marcas, las formas de entrenamiento, los nombres… Todavía no tenía dieciocho años y ya me propusieron que fuera ayudante del entrenador del club en el que estaba. Era una afición muy intensa, la misma que cogí por la fotografía. Y luego está mi gran afición, la que he tenido siempre, y que es leer. Estar en mi rincón leyendo es lo que más me gusta. He leído de todo, pero ahora lo que más leo son cuentos, porque como leo a la vez varias cosas, con las novelas, cuando las vuelvo a coger, es probable que ya no me acuerde de quién es tal o cual personaje, y tenga que volver para atrás. Con la edad, la memoria falla mucho, aunque no tenga alzheimer. Por eso prefiero las narraciones cortas.
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¿Cuál ha sido el trabajo de fotografía que más le ha afectado?
No fue un trabajo fotográfico; estábamos rodando un documental sobre las Islas Canarias y trabajaba con un operador que se había comprado una radio. Recuerdo que habíamos terminado ya el rodaje cuando entró en mi habitación y me dijo que había oído por la radio que acababan de estrellarse dos Jumbos en el aeropuerto de Tenerife. Me dijo: «mira Ramón, no tiene nada que ver con el trabajo que estamos haciendo, pero el aeropuerto está aquí mismo y yo creo que tenemos la obligación de ir todo el equipo a ayudar en lo que sea». Así que nos fuimos allí y aquello es lo que más me ha afectado en mi vida: era todo, lo que se veía, el olor… Fue una experiencia tremenda. Y luego las imágenes nunca se emitieron: eran horrorosas.
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Fuente: Revista Minerva

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