25/2/11

Alberto Lizaralde es entrevistado en WhiteLoupe

Alberto Lizaralde (antiguo alumno de BlankPaper Escuela) ha sido entrevistado en la web WhiteLoupe. Aquí os ponemos la traducción del artículo. 

El original en inglés está aquí: http://thewhiteloupe.com/post/Artist-Interview-Series-Alberto-Lizaralde-


En las pasadas dos semanas he tenido el placer de hablar con Alberto Lizaralde, un fotógrafo con el que me encontré hace poco. No recuerdo dónde lo vi por primera vez pero su trabajo “Frágiles” símplemente me dejó sin aliento. Dejé su página web abierta en mi navegador durante toda una semana para poder volver a ella y ver las fotos una y otra vez. Alberto, una persona con muchos pensamientos, es un polifacético artista que viene de España. Él comparte con nosotros sus ideas sobre “Frágiles”, la fotografía, y cómo conocerse a sí mismo. 


¿Dónde naciste?

Nací en Aranjuez. Un pequeño pueblo cerca de Madrid (España).

¿Cuantos años tienes?
33

¿Dónde vives ahora?
Actualmente vivo en Madrid (España)

Cuéntame un poco sobre “Frágiles”; ¿Cuál es la idea / inspiración que hay detrás?
Frail es un proyecto personal en el que llevo trabajando más de un año. Gira en torno al concepto de fragilidad humana. Tanto física como emocional.

‘Frágiles’ habla de aquellos momentos cotidianos en los que todo se desmorona. Pequeños instantes en los que nuestra vida cambia, gira y se rompe. Momentos suspendidos en los que algo acaba de ocurrir o está a punto de suceder. Es sobre el control sobre nosotros mismos y lo que nos rodea.

Estoy trabajando con esta idea: Somos vulnerables en lo cotidiano.

El proyecto parte de una situación personal especial. Esta situación afectó a mi estado de ánimo y acabó desembocando en un proyecto fotográfico. Las primeras fotografías fueron tomadas en un viaje a Costa Rica con un amigo muy cercano. El trabajo supone un cambio moderado en mi forma de fotografiar respecto a mis anteriores trabajos. Ha sido un giro hacia lo personal. Más centrado en una forma de expresarme que en una forma de comunicación.

Es un proyecto muy personal que trata de hablar de un sentimiento universal.

En tu transición de usar la fotografía como una forma de comunicación a usarla como una forma de expresión personal ¿miras o fotografías las mismas cosas de una forma diferente o directamente miras de una manera totalmente distinta?
Supongo que es una mezcla de las dos cosas. Es algo totalmente intuitivo y nada premeditado. Ha sido más una necesidad que una transformación en mi modo de fotografiar. No se trata de buscar en lo que me rodea una realidad que se ajuste a lo que quiero contar. Eso no me interesa. Lo que me interesa es la sinceridad de la mirada. Las fotos que nos emocionan, las que nos hacen quedarnos en ellas y hacerlas nuestras son las que muestran la honestidad y sinceridad del fotógrafo que está detrás. Las fotos en las que el fotógrafo se expone. Todo lo demás son formas. No hay fotos buenas o malas sino sinceras o no sinceras.

¿Cuánto tiempo has tardado en realizar este proyecto (Frágiles)?
Conscientemente comenzó hace un año y medio más o menos. Pero en realidad son fotografías que inconscientemente comencé a tomar mucho antes. Luego, en el proceso de edición fue donde me di cuenta de lo que tenía en mis manos. Fué ahí donde en trabajo comenzó a tomar la forma de lo que hoy es.

De todas formas es un trabajo que continúo desarrollando y pienso seguir haciéndolo por mucho tiempo porque queda mucho camino por recorrer y no es un proyecto limitado en el espacio ni en el tiempo.

Parece algo dificil de hacer, tomar una fotografía que transmita eso momento de desmoronamiento. ¿Cómo lo consigues? ¿Piensas previamente las fotografías o es algo más instintivo?
Ninguna de las fotos de “Frágiles” está preparada. Salvo un autoretrato (que está ahi para remarcar el aspecto personal del trabajo) el resto de las fotografías son momentos capturados que forman parte de vivencias personales. Son amigos, compañeros de trabajo o personas que se han cruzado en mi camino. Igual ocurre con los espacios y objetos (a los que me gusta darles la misma dimensión que los retratos). Me gusta el dinamismo implícito que puede transmitir una imágene estática. Cuando algo está apunto de pasar. Ese momento de transición. Son fotografías que me ayudan a hacerme preguntas para las que no sé la respuesta.

Todas las fotografías nacen de una pulsión por apretar el disparador. Freud denominaba pulsión a la fuerza ineludible depositada en el Ello que lleva al sujeto a satisfacer sus necesidades básicas. Son causa de conflicto psíquico cuando no son adecuadamente satisfechas. Así siento yo la fotografía. Como una necesidad casi física. Una forma de conocerme a mi mismo. A lo largo de la historia del arte esta ha sido la búsqueda del ser humano: la búsqueda de nosotros mismos.

Es algo intintivo tal y como tú comentas. No me gusta pensar al hacer la fotografía, no hay que ser intelectuales. Porque dejas de ser sincero. Dejas de ser tú. Piensas más en el resultado y menos en la fotografía. El momento de pensar es en la edición. Ahí debemos darle vueltas y vueltas y vueltas. Y no dejarnos presionar por el tiempo. La fotografía necesita del tiempo. Con el tiempo las fotos acaban uniéndose unas con otras casi mágicamente.

Es interesante que saques el tema de la necesidad por fotografiar, porque es algo sobre lo que he pensado mucho ultimamente. Es casi una necesidad animal que, como decías antes, no se puede o no debería pensarse hasta después del acto fotográfico. Si piensas mucho durante la toma puedes devaluar la realidad que estás tratando de capturar. ¿Podrías hablar un poco más sobre esta necesidad? ¿Es igual en otras formas de arte?
En realidad no es tanto por perturbar la realidad que pretendes capturar. En mi caso no me interesa atrapar y capturar la realidad tal como es. Porque siempre va a ser falsa. Me interesa más el diálogo que se produce con esa realidad. Algunas personas dicen que la fotografía (y el arte) es una forma de conocer el mundo. Pero tal vez sea más una forma de conocernos a nosotros mismos. Andrey Tarkovsky decía que el ser humano está en la tierra para mejorarnos a nosotros mismos espiritualmente. Y que el arte es un medio para llegar a ello. Todo esto tan aburrido e intelectual que estoy diciendo al final conduce a lo que te comentaba antes: un interés por la propia experiencia creadora y una necesidad casi física por desarrollarla.  La intención comunicaconal viene después, por lo menos en mi caso. Es como el trabajo de Andy Goldsworthy (si no has visto el documental dedicado a él llamado “Ríos y Mareas” deberías hacerlo). Su gran búsqueda es su conexión personal e íntima con el mundo que le rodea. Ese momento personal de colapso o éxtasis en el momento de crear algo. Y le da igual que sus obras sean efímeras. Se trata de la búsqueda del equilibrio, que al final es lo que buscamos todos.

Para mi, la fotografía tiene dos momentos. El primero es la necesidad de fotografiar algo como experiencia íntima. El segundo es el paso comunicativo. El momento de sacarlo hacia los demás. El momento en el que deja de ser tuyo y pasa a ser de los otros. Porque una fotografía no puede morir en uno mismo. Somos animales sociales. La fotografía hay que compartirla porque muchas personas podrían sentir lo mismo que has sentido tú haciéndola. Y nadie, ni siquiera el autor, tiene derecho a privar a nadie de ello.

Pero nada de esto tiene sentido si al final el resultado no es positivo. Muchos fotógrafos somos muy negativos a veces y creemos vivir con una nube oscura sobre nuestras cabezas. Aunque durante el proceso muchas veces sufrimos, al final debemos ser felices. Si sufrimos con la fotografía nada tiene sentido. Si nos lo pasamos bien, todo encaja. Esta es una parte muy importante.

Quiero preguntarte algo sobre las dos últimas fotografías del trabajo (la de los peces y la de algo flotando en un charco en el que se refleja el cielo). Quería hacerlo porque me he quedado muy prendado de ellas. ¿Dónde / cómo / por qué fueron tomadas?

Han sido realizadas en sitios distintos. En realidad en mis fotografías no importa el lugar en el que están hechas. Este trabajo no está limitado ni en espacio ni en tiempo. Lo que permite una gran libertad a la hora de tomar fotografías. Pero también es un peligro ya que nada te dice cuándo has acabado con el trabajo.

La primera (la fotografía de los peces) fue tomada en Portugal en un viaje. Los peces estaban nadando en el mar junto al desagüe de una ciudad. Por el desagüe salía toda la porquería y suciedad de la ciudad. Miles de peces se peleaban por comer de esos deshechos del ser humano. La imagen me resultó sorprendente, caótica, frenética. Son animales que están sobreviviendo gracias a los restos de otros animales. Últimamente estoy editando esta fotografía junto a una en la que se puede ver a una chica recogiéndose el pelo en un momento de “colapso” emocional. Al editar las dos fotografías juntas los peces se convierten en una metáfora de las emociones de la chica, y por extensión de todos nosotros. Una gran cantidad de pensamientos y sentimientos que pelean por ser los primeros y que ofrecen como resultado un frenético caos que, sin embargo rebosa de vida.

La otra fotografía es un charco de agua en el que flota un pedazo de tela. El cielo se refleja en el agua. Creo que es la imagen más abstracta que tengo. Al principio me costó mucho usarla en mis ediciones ya que es una imagen extraña y complicada para el espectador. Y no hablo de que simplemente genere preguntas, hablo de una dificultad en la lectura. Los distintos planos de realidad hacen que la imagen cobre una extraña profundidad. De todo mi trabajo es la imagen menos directa, la más abierta y por eso cada vez me gusta más usarla al final de una edición.


¿Crees que tendrás en algún momento un sentimiento de haber terminado con un proyecto como este? ¿O tal vez es algo con lo que continuarás toda tu vida?
Esta es una buena pregunta. Es algo que me ha obsesionado muchas veces. Al ser un trabajo sin limitación física ni temporal a veces se hace dificil saber cuando acabará. Antes te comentaba algo relacionado con esto. Al depender mucho de los estados anímicos creo que es un trabajo que se irá y volverá a mi cabeza con cierta frecuencia. De cualquier forma, creo que es un trabajo que por ahora, no tengo intención de acabar. Creo que me acompañará por mucho tiempo y, como es lógico, sufrirá cambios y mutaciones. Al final tendemos a poner nombres a nuestros trabajos o proyectos, nos vemos obligados a ello, pero muchas veces es simplemente una forma de fotografiar que se extiende a lo largo de toda la vida del fotógrafo. Para mi, todas las fotografías de Anders Petersen, Daido Moriyama o Nan Goldin, por ejemplo, pertenecen al mismo “proyecto”. Un proyecto que abarca toda su vida. Separar sus fotografías en trabajos/proyectos/libros es simplemente una forma de obligarse a cerrar puertas para abrir las siguientes. Son pequeños capítulos impuestos a la misma obra. Es una cuestión de resetear la mente. Y a veces viene bien.

¿Cual es el primer recuerdo fotográfico que tienes de tu infancia?
El primer recuerdo que tengo es gracias a mi hermano. Mi hermano compró en un pequeño rastro una colección de libros amarillos sobre técnica fotográfica. Mi padre (que trabajaba en una fábrica haciendo película fotosensible) le enseñaba a mi hermano cosas básicas de fotografía. Mi hermano se compró una cámara reflex de 35mm y comenzó a hacer fotos.

Creo que empecé con la fotografía por envidia. Un sentimiento que nunca ha traído nada bueno al ser humano a mi sí que me lo trajo. Tenía envidia de que mi hermano hiciera fotografías así que le quitaba los libros amarillos de fotografía sin que se enterara y me ponía a practicar con la cámara. Es una de las cosas que más le agradezco a mi hermano. Aunque nunca se lo haya dicho.

¿Tienes alguna exposición próximamente?
Ahora mismo participo en la exposición colectiva Anuario2 de BlankPaper. Se ha mostrado durante dos meses en Madrid (España) y ahora comenzará a mostrarse por distintas ciudades españolas.
Tengo algunas ideas muy claras sobre cómo exponer mis fotografías pero actualmente estoy más enfocado en tener un trabajo sólido, coherente y potente que en mostrarlo en una galería o sala de exposiciones.

¿Qué será lo próximo?
No tengo ni idea. Y es lo que más me gusta de la fotografía. No sé lo que hago ahora. No sé qué será lo siguiente. Eso es lo que me mueve. Eso es lo más divertido. Si conociera el camino creo que sería mejor abandonarlo.









  
  



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